30 de mayo de 2021
Para nadie es un secreto que la pandemia llevó la adaptabilidad del ser humano a límites insospechados hasta entonces. Tras más de un año de la llegada del covid-19 a nuestras vidas hemos normalizado todos los cambios que éste supuso para nuestra cotidianidad y por esa misma normalización, parecen tan lejanos los días en que podíamos salir a la calle sin tapabocas, ver aglomeraciones, asistir a eventos masivos, entre otros tantos eventos que han desaparecido de nuestro día a día. Sin embargo, apenas llevamos poco más de un año de la tan famosa “nueva normalidad” y las consecuencias que esta ha traído para nuestra sociedad apenas se están vislumbrando.
Como todo evento histórico que de una u otra forma compromete la existencia de la humanidad,
la pandemia ha sacado a relucir nuestra increíble capacidad para valernos de herramientas
tecnológicas que nos permitan conservar cierta calidad de vida para enfrentar la adversidad que
supone la adaptación. La historia está llena de ejemplos de esto, desde los más primitivos sistemas
agrícolas, hasta la electricidad, la tecnología ha avanzado y evolucionado con las necesidades
humanas, al punto de transformar los procesos de adaptación en dependencia. Y si bien durante
los últimos 10 o 15 años hemos sido testigos de la última revolución tecnológica, gracias a la
pandemia asistimos a su absoluta consolidación: el internet.
El estudio, el trabajo, las relaciones sociales de todo tipo, el ocio y el entretenimiento se han
desplazado al terreno de lo virtual aumentando exponencialmente el tiempo que pasamos
conectados y con esto también los problemas que podemos presentar cuando nos exponemos a
largas jornadas con audífonos. A esto debemos sumarle los ya conocidos riesgos que enfrentamos
en un contexto urbano con altos niveles de ruido y la falta de consciencia sobre los altos
volúmenes cuando usamos auriculares.
Por si fuera poco, el hecho de que la modalidad de teletrabajo no tiene ningún tipo de vigilancia o
control estricto como sí puede haber en los trabajos presenciales, en muchos casos no existen las
suficientes campañas informativas y pedagógicas que se encarguen del cuidado ocupacional de los
trabajadores o estudiantes. En ese orden de ideas, las enfermedades laborales se están
disparando y cada vez más aparecerán fenómenos como la pérdida auditiva asociada
directamente a estas prácticas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) (1) una de cada cuatro personas
presentará problemas de audición en el año 2050. Si bien esta cifra es realmente preocupante, es
solo una estimación de los cambios que podemos estar sufriendo como sociedad si no empezamos
a tomar acciones preventivas que nos permitan desarrollar nuestras actividades diarias sin
exponer y arriesgar nuestra salud auditiva, pues como dijimos anteriormente apenas estamos
vislumbrando los cambios que el contexto de la pandemia trajo a nuestras vidas.
Acá te dejamos algunas medidas preventivas para que hagas un uso sano de los auriculares
mientras cuidas tu salud auditiva:
Uso de audífonos:
El uso prolongado de audífonos puede generar infecciones en los oídos debido a la proliferación
de bacterias y hongos, esto debido a la humedad y el sudor que genera el canal auditivo, por esta
razón debes mantener los audífonos limpios, usa un paño limpio con alcohol y retíralos por unos
minutos cada hora de trabajo cuando no sean necesarios. Verifica el volumen del equipo que
estás usando, recuerda no pasar más del 60% de ser posible, de lo contrario puede producir un
daño auditivo progresivo.
Tiempo de exposición auditiva:
Algunos ejemplos de tiempos máximos de escucha recomendados por la OMS son:
- 85 dB: nivel de ruido en el interior de un coche ocho horas
- 90 dB: cortadora de césped. Dos horas y 30 minutos.
- 95 dB: ruido de una moto promedio 47 minutos.
- 100 dB: bocina de un automóvil o un tren subterráneo 15 minutos.
- 105 dB: reproductor de mp3 a todo volumen cuatro minutos.
Sin embargo, es importante aclarar que todos los audífonos tienen algún riesgo para la salud
auditiva, lo más recomendable es que no sobrepasen la hora al día puestos, siempre con un
volumen moderado.
Tipos de audífonos: Los audífonos menos recomendables son los de inserción o de tapón, y son aquellos que se introducen en el oído externo o los llamados "in-ear" o "intraurales". Ya que acercan el sonido muy cerca del tímpano y pueden ocasionar más fácilmente el daño en la función auditiva. Igualmente, al insertarse en el conducto auditivo externo reducen su volumen y de esta manera aumentan el nivel de presión sonora. - Los over-ear (o circumaurales), son también de diadema, son los más recomendables, pues cubren completamente la oreja, aislándola del ruido exterior. Dentro de los "over ear" tendremos que diferenciar los "closed back" que bloquearán por completo el ruido exterior ambiental, y los "open back", que no proporcionan un completo aislamiento del ruido exterior. Son los más beneficiosos para nuestra salud auditiva porque aíslan del sonido exterior, que cubren completamente el pabellón auditivo y por lo tanto no es necesario un volumen tan elevado en entornos ruidosos.
Adaptarnos a las exigencias del mundo post pandémico no puede de ninguna manera traducirse en el sacrificio de un bien tan preciado como puede ser la audición. Nuestra salud siempre será primero y la tecnología tiene que trabajar en pro de nuestro bienestar. La dependencia a la tecnología radica en que con el paso del tiempo mejore nuestra calidad de vida, así que debemos encaminarnos a hacer un uso inteligente y responsable de todos los recursos que tenemos a la mano, para cumplir con nuestras responsabilidades, pero también cuidar de nosotros mismos y de quienes nos rodean.